viernes, 5 de abril de 2013
martes, 26 de marzo de 2013
jueves, 21 de marzo de 2013
viernes, 15 de marzo de 2013
Creencias limitantes del Emprendedor. ¿Emprendemos?
Las
creencias son filtros por donde vemos e
interpretamos el mundo según nuestra historia de vida y nuestras experiencias,
tanto reales como imaginadas. Así mismo, una creencia puede convertirse en un
potenciador o limitador para lograr vivir de la manera que quieres.
¿Cuántas
veces has sentido que existen sombras que te detiene para conseguir
realmente lo que deseas? Te has puesto metas y siempre pasa algo que naturalmente no te permite
alcanzarlas. No te alarmes, esas sombras
están conformadas por varios factores pero una buena parte está formada por
creencias limitantes.
Las
creencias limitantes son aquellas que coartan nuestro potencial y son un
obstáculo para alcanzar nuestras metas. Aunque
por lo general se forman durante nuestra niñez o a lo largo de nuestra vida, no
siempre es así, ya que las creencias también pueden estar formadas de manera
virtual por nuestro pensamiento o nuestra imaginación.
Desde
un punto de vista fisiológico la zona pre-frontal pierde riego sanguíneo cuando
estamos afectados por las creencias limitantes. Se produce una interferencia en nuestras
funciones básicas cerebrales, que muchas veces llamamos bloqueos
De
esta manera surge una pregunta muy interesante: ¿cómo afectan las creencias
limitantes al emprendedor?
Pero
antes de contestar a este interrogante, tenemos, según Wikipedia, que un
emprendedor es una persona que enfrenta, con resolución, acciones difíciles. Específicamente en el campo de la economía,
negocios o finanzas, es aquel individuo que está dispuesto a asumir un riesgo
económico o de otra índole. Desde este punto de vista, el término se refiere a
quien identifica una oportunidad de negocio y organiza los recursos necesarios
para ponerla en marcha.
Los
seres humanos estamos cargados de creencias que impiden y bloquean nuestras
acciones, ya sea por nuestra propia experiencia o aprendizaje como por la
capacidad de nuestro cerebro para crear situaciones. Estas creaciones de
nuestra mente pueden estar fundamentadas en vivencias reales del mundo que le
rodea, como la vida de alguien que conocemos, o bien en películas, cuentos,
historias, anécdotas... y cualquier elemento susceptible de alimentar nuestros
miedos y temores, ideas o creencias.
Podemos
localizar o identificar esas creencias que nos limitan a emprender.
Para
localizar nuestras creencias limitantes podemos hacernos preguntas como:
•
¿Cuál es la causa de que no pueda tener mi propio negocio? ¿Cuál es la
causa de que aun cuando tengo buenas ideas no puedo llevar a la práctica o a un
papel ninguna? ¿Cuál es la causa de que no tenga dinero? A lo que nos podemos responder,
por ejemplo: porque siempre tiendo a dejar todo a mitad del camino, o porque
todos los hombres/mujeres tienen pánico a la crítica o al éxito, o porque en mi
familia nadie se hace rico o los ricos están completos. Ya tenemos aquí tres ejemplos
de creencias limitantes.
•
¿Qué significa para mi…? Siguiendo con los ejemplos de antes, nos
preguntaríamos: ¿qué significa para mí no ser mi propio jefe, qué significa
para mí ser exitoso y valiente, o no ganar dinero? Quizás todo eso es una
ratificación de que no somos merecedores de un negocio propio o es mucha
responsabilidad, o que no valemos lo suficiente, o que somos incapaces de
generar riqueza. De nuevo, ya hemos descubierto tres creencias limitantes
más...
•
¿Cuál es la finalidad de...? Y ¿qué pretendo obtener con...? Por ejemplo: ¿cuál
es la finalidad de tener mi propia empresa? Ser independiente. Luego la creencia
limitante sería si no tengo mi propia empresa, no soy libre o exitoso. O ¿cuál
es la finalidad de ganar dinero? Ser feliz. Luego la creencia limitante sería
si no tengo dinero, no soy feliz...
Otros
interrogantes que podemos formularnos son: ¿Qué ocurriría si… (Tengo mi propia
empresa, ejecuto mis ideas y las llevo a la acción y con ello tengo libertad
económica y financiera)? ¿Qué me lo impide? ¿Alguien de mi familia tiene esas
mismas creencias? ¿Cómo contribuyo yo a que pase aquello que me creo?
Por
eso podemos decir que nuestra mente está entrenada en la limitación y no en la
abundancia, y para poder emprender, el objetivo principal es generar
valor. Y no puede haber generación de
valor si nosotros pensamos que no podemos influir en cualquier circunstancia
por compleja que sea.
Para
terminar, les invito a que respondan a esta pregunta: ¿Cuál es el coste, físico, financiero,
familiar y emocional si sigues
manteniendo estas creencias o cualquier otra que haya venido a tu mente mientras leías este
artículo?
martes, 12 de marzo de 2013
jueves, 28 de febrero de 2013
El miedo al éxito, un veneno letal para mis sueños…
"Cuenta
una fábula India que había un ratón muy angustiado porque tenía miedo al gato;
un mago que se compadecía de él, lo convirtió en gato. Pero entonces comenzó a
tener miedo del perro y el mago lo convirtió en perro; éste empezó a tener
miedo de la pantera. El mago ya cansado de sus intentos por quitarle el miedo,
lo convirtió en ratón otra vez y le dijo: -Nada de lo que haga va a servirte de
ayuda porque siempre tendrás el corazón de un ratón-".
Cuando
leí este párrafo en internet recordé la cantidad de veces que he tratado de ser
distintas personas solo para enfrentarme al mismo problema, al miedo. Aún
cuando el miedo sirve para protegernos y garantizar nuestra evolución y
supervivencia, también neutraliza nuestro crecimiento y nuestro compromiso con
aquello que nos hemos propuesto o queremos llegar a ser.
El
miedo evolutivamente nos ha permitido llegar como especie hasta el día de hoy,
y podemos describir al éxito como una situación de triunfo o logro en la cual
la persona obtiene los resultados esperados y, por lo tanto, se encuentra
satisfecha en ese aspecto. Pero ¿qué sucede cuando mezclamos en un tubo de
ensayo miedo, creencias, y malas experiencias? El resultado no es más que un
veneno letal para nuestros sueños y proyectos.
Así
tenemos que el miedo al éxito es una condición psicológica caracterizada porque
la persona o personas, ante la contingencia de llegar alcanzar el éxito en un
proyecto o área determinada, realiza esfuerzos, conscientemente o no, para
evitar dicha posibilidad.
El
miedo al éxito se caracteriza principalmente porque pensamos que no seremos
capaces de conservar el estado de éxito, que en otras palabras es miedo al
fracaso. Miedo al rechazo de las personas que nos rodean por causa del propio
éxito y algo que es más triste, a no querer ser exitosos por creer no
merecerlo, por algún sentimiento de inferioridad o falta de autoconfianza.
Por
otro lado nos preguntaremos, ¿cuáles pueden ser las causas que hacen que sienta
miedo cuando quiero lograr algo? Por lo general tiende a remontarse a nuestra
niñez, por ejemplo hemos asociado el éxito a un trauma, con la pérdida de
privacidad o con el aumento de tensiones y sobre todo de responsabilidades. Así
mismo, comentarios negativos recurrentes que provocaron reducción de nuestra
autoestima, también, hemos sobrevalorado la palabra éxito inflándola de tal
manera que se convierte en un globo que puede explotar en nuestras manos.
Cuando
quise emprender mi primer proyecto recuerdo que recién entraba en la
universidad, pero pensé: “bueno todavía soy muy joven, más adelante será mejor época,
las cosas en la economía mejorarán y eso me favorecerán más. Así, las
posibilidades de fracaso serán menores”. Luego el tiempo pasó, y tras varios
intentos, el mismo comportamiento impidió que llevara a cabo tantos sueños como
intentos pudiera imaginar.
En
el día a día veo como muchas personas tratan de llevar a cabo sus proyectos
pero tienen miedo a ser reconocidos, criticados, referentes, etc. Y ustedes me
preguntarán cómo hice para vencer ese miedo; sólo puedo decir que actuando
según me dicta el corazón, eso es lo único que me ayuda a superar mis miedos. Cuando
creo que algo no me va a salir bien y que por eso puedo ser condenado o
criticado, me alegro, digo “¡Uau! Por fin soy exitoso.
José
Antonio Molina Mora
Coach
para emprendedores.
Para
escribir este artículo me apoyé en las siguientes referencias:
miércoles, 27 de febrero de 2013
jueves, 21 de febrero de 2013
miércoles, 13 de febrero de 2013
La procrastinación: un juego que nunca comienza, una actividad que nunca termina.
Según Wikipedia la procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición, es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.
La postergación nos lleva a refugiarnos en otras actividades diferentes a las de nuestro objetivo principal. Esta costumbre de posponer puede generar dependencia de elementos externos, tales como mirar cada poco tiempo los email, las redes sociales, leer un libro, salir a tomar un café, comer impulsivamente o simplemente dejarse llevar en exceso por la rutina laboral.
Podemos encontrar dos tipos de procrastinadores:
· Los que lo hacen de manera eventual, cuya actitud o comportamiento no se repite habitualmente.
· Los que lo hacen constantemente, cuya conducta evasiva es habitual y mantenida en el tiempo, que podríamos denominar crónicos. ¿Dónde te encuentras tú?
Un ejemplo de procrastinación lo hacemos de manera común cuando estudiamos. Cada semestre compramos libretas nuevas, llegamos a clase con mucha emoción, y luego con los días vamos postergando tanto las tareas semanales como las mensuales. El día antes de entregar el proyecto sólo dormimos dos horas y logramos entregar un trabajo que no es de la mejor calidad, pero que permite que cumplamos con el cometido.
Al salir de la universidad y en el campo profesional ha llegado la hora de entregar proyectos o informes, pero comenzamos por hacer actividades diarias o tareas superfluas que nos alejan, como antes dijimos, de nuestro cometido, y repetimos patrones de conducta que hemos venido fomentando en la universidad.
Por ejemplo, mañana debo entregar un informe. Me levanto, preparo un café, organizo la mesa donde voy a trabajar, decido llevar al perro a pasear, luego regreso y me pongo a revisar los email. Recuerdo que había quedado en tomarme un café con mi amiga María, la llamo, charlamos un buen rato y luego voy a trabajar. Al llegar a casa me cambio rápidamente y salgo corriendo al gimnasio, donde me siento culpable porque no he terminado con el informe que debo entregar el viernes, y ya hoy es miércoles.
Me voy del gimnasio sin haber disfrutado de la actividad física, en mi pensamiento sólo está el informe. Me invade la ansiedad, llego a casa, como todo lo que consigo en el frigo, miro otra vez el correo, llamo a mi primo que está de cumpleaños, voy otra vez al frigo y me doy cuenta de que necesito cosas para la comida que he organizado para el sábado. Me voy al super, debo dejar eso listo. Al llegar del super decido que me levantaré muy temprano y terminaré el informe, tan importante y vital para mi trabajo. Esta cadena se repite muchas veces en la vida diaria de mucho de nosotros, ya sea en cuestiones relacionadas con el trabajo, con la familia, con la salud o los amigos.
Trabajar en hostelería me ha dejado una buena lección y dinámica de trabajo, sé que todo hay que hacerlo en el momento, no se puede dejar nada para después. Para cada servicio, tanto la cocina como la sala deben estar en perfecto orden y preparada para la siguiente hora. Hay que hacerlo y ya. Si queremos que el negocio funcione, no hay lugar para la procrastinación."
Pero no todo está perdido, podemos combatir la procrastinación con algunas estrategias, identificando primero las causas:
1. Origen: si no me gusta esta tarea, trabajo o deber. Siempre puede que lo dejes de lado el mayor tiempo posible.
Estrategia: estudia la posibilidad de automatizarla, delegarla o intercambiarla con alguien. Si no es posible, modificar la manera tradicional de hacerla te puede ayudar.
2. Origen: porque no se cómo resolverlo.
Estrategia: siempre podremos pedir ayuda, un consejo, informarnos o formarnos para determinadas tareas.
3. Origen: me falta tiempo, el día es muy corto, necesito días de 32 horas.
Estrategia: debemos mantener ordenado el área donde trabajamos, planificar el tiempo, llevar una agenda, establecer horas concretas al día donde realizarás la actividad y cumple con el objetivo. Prioriza: distingue lo urgente de lo importante.
4. Origen: tal vez no quiero hacer lo que me he propuesto, lo decidí por impulso o por agradar a alguien.
Estrategia: revisa tu objetivo. Partiendo de tu situación actual, si no es prioritario para ti o para tu meta, déjalo definitivamente.
5. Origen: estoy bloqueado, necesito algo que me motive o me lleve a la acción.
Estrategia: a nuestro cerebro le cuesta ponerse en marcha cuando la magnitud nos abruma, es recomendable convertirlo en pequeñas tareas, dividirla en pequeñas actividades. Recuerden: lo importante no es la meta, es disfrutar de cada cosa que hacemos.
6. Origen: cuando quiero hacer algo necesito tiempo para reflexionar, para pensármelo.
Estrategia: cuando haces esta postergación creativa, estás contribuyendo con tu cerebro para buscar alternativas, hacerlo lo mejor posible. Aquí estamos invirtiendo el tiempo para la reflexión. Cuando estés preparado todo saldrá de maravilla, pero recuerda: el tiempo es más que oro, y el tiempo perdido los santos lo lloran.
lunes, 4 de febrero de 2013
Los prejuicios: ¿Por la maleta podemos conocer al pasajero?
Ayer iba
caminando por la calle y de repente vi que un grupo de chicos negros cruzaban la esquina. Rápidamente fui al otro lado de la acera,
sentí miedo, caminé unos pasos más y al mirar hacia atrás los vi entrar jugando
a la escuela. Vaya, otra vez, mis prejuicios vuelven a jugar conmigo, pero esta vez sentí vergüenza
de mi actitud y comencé a pensar las veces que he sido víctima de estas falsas
creencias.
Uno de los
factores determinantes del prejuicio es la necesidad de autojustificación.
También lo son el status y el poder. Son suficientes 0,2 segundos para formarse
una imagen en la mente de una persona nada más verla sin conocerla previamente.
Tal vez sea un proceso natural humano, llámese hemisferio derecho, pero también
se puede aprender a gestionar, llámese coherencia entre hemisferios, coherencia
entre creatividad y raciocinio. La cuestión es, ¿queremos hacerlo?, por lo general queremos seguir aferrados a lo que ya conocemos y creemos, sin importar que cause daño y dolor.
Pero, ¿cuál es
proceso que lleva a una persona a formarse impresión desfavorable de otra sin
conocerla?
Los prejuicios pueden dividirse en dos procesos: la
categorización y los estereotipos. Un ejemplo de los primeros puede ser cuando
entramos en un hospital y buscamos una persona que encaje en la categoría de
enfermera o médico para, de forma rápida, resolver una situación determinada.
Todos los seres humanos categorizamos el mundo que nos
rodea para poder manejarlo y entenderlo mejor, el problema está en que la
clasificación social hace que se exageren las diferencias entre personas, de
manera que todos los miembros de un grupo nos parecen iguales. Piensa por un
momento, ¿qué imagen viene a tu mente cuando piensas en un camarero, un
cocinero o un abogado?
Por otro lado
tenemos a los estereotipos, que van más allá e incluyen características de la
personalidad, emociones, aficiones, gustos, etc. Así alguien puede pensar que
todos los políticos son corruptos o todos los homosexuales son afeminados.
Ahora bien, la base de los prejuicios suele ser los
estereotipos y estos se pueden formar mediante la experiencia de vida
estableciendo lo que en psicología se denomina ‘correlación ilusoria’, que no es otra cosa
que creer que todos los japoneses andan con una cámara tomando fotos.
Por otro lado, el
miedo a lo desconocido nos hace establecer estereotipos positivos o negativos, como
por ejemplo lo primero que nos sucede al llegar a otro país, cuando llegue por
primera vez a España hace cinco años de vacaciones, fue pensar que todos los
españoles hablaban fuerte o siempre estaban de fiesta. Así mismo, el
aprendizaje es otro elemento importantísimo y ahí los medios de comunicación
juegan un papel muy importante. En los últimos años la etiqueta de ‘generación
nini’ va tomando fuerza, y hasta que no estudias y trabajas con los jóvenes
españoles no te enteraras en realidad del gran valor y sentido de
responsabilidad que tiene la gran mayoría.
Por último, ¿cómo podemos cambiar los esquemas mentales y
ese yo prejuicioso que nos aleja de la diversidad y el aprendizaje?
·
Conviértete en el observador de tus
pensamientos, cuando tus estereotipos se repitan, visualízate en la misma
situación, trabaja la empatía.
·
No compartas comentarios desagradables contra
determinadas personas y grupos, sé un agente de cambio.
·
Se coherente, no contribuyas con empresas u
organizaciones que no respetan los derechos humanos.
·
Para los padres: permitir que sus hijos
conozcan actividades que hacen otras personas les hará crecer y abrir su prisma
sobre la diversidad humana.
·
Disfruta caminando por la calle y viendo con
todos tus sentidos que el mundo es un espacio abierto a las diferencias.
·
Acepta que es difícil entender todo y
compartir todo.
·
Pero lo más importante, comprométete a cambiar, nuestro cambio produce en las personas que
nos rodea un bello efecto multiplicador.
miércoles, 30 de enero de 2013
martes, 29 de enero de 2013
domingo, 27 de enero de 2013
Bienvenidos
Hola amigos, este blog estará dedicado al coaching personal y ejecutivo. Iré compartiendo los temas que me apasionan y que contribuyan con el desarrollo personal y profesional.
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